En el sur de Islandia, como en
una especie de milagro de la naturaleza, se disponen, de forma diversa y
ordenada a lo largo de unos 400 kilómetros, la gran parte de las atracciones de
una isla salvaje, mitológica, legendaria, turística aunque inexplorada,
inexplorable, pura e imprevisible, que brilla con luz propia en mar de nadie.
Una escapada perfecta de 4-5 días aunque también un viaje fascinante de 9 días
completos en nuestro caso, desafiante, arriesgado, ideal para dos amigos
amantes de la naturaleza en su estado más virgen y radical. 2.500 kilómetros
por la icónica Ring Road que rodea la isla formando casi un círculo perfecto y
donde, en todo momento, nos acompañaron los increíbles parajes, las
sobrenaturales cascadas, el sol, la ventisca, el granizo, las situaciones
críticas, las negras playas, los infinitos glaciares, los espectaculares
cañones, el frondoso musgo, la densa nieve, el silencio, la soledad más
absoluta, el olor a azufre, los volcanes, los tímidos y solitarios fiordos, la
aurora boreal, la lluvia, la oscuridad, el frío, la aventura, la estupidez, la
siempre bienvenida suerte, los nerviosos géiseres y la paz.
Dividiré la entrada en dos partes bien diferenciadas con un claro punto de inflexión según los dos itinerarios que he comentado más arriba, para así simplificar su lectura y optimizar su utilidad.
Dividiré la entrada en dos partes bien diferenciadas con un claro punto de inflexión según los dos itinerarios que he comentado más arriba, para así simplificar su lectura y optimizar su utilidad.