Si entramos a comparar la
majestuosidad de las grandes ciudades italianas, habría que sacar a Nápoles de
la ecuación. La capital del sur, del café y de la verdadera pizza margarita,
vecina de Pompeya y a pies del gran Vesubio, está llena de mitos y de un carácter
intransferible que la hace única en su especie.
Desde Vía Toledo se puede
descender hasta el gran golfo de Nápoles, donde las islas de Ischia y Capri y
el gran volcán aguardan.
Bordeando el golfo te haces una
idea del gran número de capas que conforman la ciudad hasta su cúspide,
accesible a través de teleféricos subterráneos.
Entremedias, las estrechísimas
calles del legendario Quartieri Spagnoli, esperan, desafiantes, la visita de
los valientes amantes de lo caótico y de los mundos paralelos.
Viendo pasar a mi Madrid a
cuartos de Champions League precisamente enfrente de la afición napolitana. Así
acababa mi primera aventura exprés en esta magnífica ciudad, con más ganas de
volver de las que tenía de ir.
¡Hasta la próxima viajeros!
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