3/20/2017

La montaña de La Concha, protectora de Marbella



Durante años he sentido la necesidad imperiosa de ascender al pico de la montaña abanderada de Marbella, que la embellece y la ayuda a tener un clima casi único en el mundo.

Lo he perseguido pasivamente hasta que las circunstancias de un soleado sábado de invierno, con el sol y la luna de testigos al mismo tiempo, me marcaron el camino. Un camino que comienza en el Refugio del Pinar, a pocos kilómetros de Ojén, de dificultad moderada en su parte media y final, diversidad extrema y belleza sobrecogedora.

Un recorrido lineal de unas cinco horas entre ida y vuelta, capicúa, en el que el olivo da al bosque de pino y helecho y este a las laderas verdes que acaban en un mar infinito y brillante que aquel día no parecía mar, más bien un espejismo carente de tonalidad azul alguna.



Sólo el desfiladero del salto del lobo y la ausencia de un sendero marcado en la aproximación a la cima no hacen apta esta ruta para todos los públicos, si para todos los aventureros. Una aventura donde el paraíso espera más abajo.





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