Un
año y medio después, volvía a pisar el aeropuerto de Tegel, en Berlín. Por
aquel entonces llevaba lo puesto, una vida en la maleta llena de historias y un
fin de ciclo colgado sobre mis hombros. A día de hoy, con una infinidad de
vuelos a mis espaldas, escribo algo cansado, con los sentimientos arañándome
las entrañas y deseando echar un poco el freno. Es como me encuentro, buscando
el secreto de la felicidad y el equilibrio, e intentando descubrir el porqué de
mi existencia y cómo hacer feliz a los demás.
A big part of that capricious
happiness is based on feeling loved and having great friends. That kind of
friends who progress in life, who meet, who complement each other, who travel
to celebrate, who miss you in the distance and look you in the eyes when the
talk to you, asking “how are you”. Blood from Macau, Colombia, Hong Kong,
Scotland, Italy, Bulgaria, Azerbaijan, Turkey, Germany and Spain reunited with
a clear objective. I wish I could have you closer guys. I love you.
La
desconcertante capital alemana me recibió de noche, en un pisazo retro de un
edificio típico del Berlín rebelde, repleto de pintadas de todas las categorías
imaginables y con la hospitalidad insultante que caracteriza a algunas familias
únicas. Thanks once again Joao.
A la mañana siguiente, la estación principal de trenes de la ciudad nos daba los buenos días y nos sorprendía con una inminente visita a Praga, destino desconocido para la gran mayoría en ese momento. Cuatro horas y media de tristes parajes y la mejor compañía hasta una de las ciudades más románticas y enigmáticas de Europa.
Lo
primero que hay que hacer, sin vacilar, es dirigirse al río Moldava para ver el puente de San Carlos y el Castillo de
Praga en perspectiva, a modo de postal que hechiza y enamora casi más en días grises y lluviosos. Tras
cruzar el turístico puente, cuestas, plazas y escalones llevan a la oculta y
majestuosa Catedral de San Vito, resplandeciente, como un sol que brilla de
noche.
A la
mañana siguiente, una vez más de mano de los tours “gratuitos” y 100%
recomendables de Sandemans, como ya hice hace meses en Múnich, disfrutamos de
un necesariamente exagerado e informadísimo guía para recorrer la ciudad nueva
y, más en profundidad, la vieja, con su plaza, la iglesia de Týn, el reloj
medieval más célebre del mundo, cuyo mecanismo original data del siglo XV y aún
funciona, el teatro preferido de Mozart y el actualmente lujoso barrio judío de
Josefov y sus legendarias sinagogas.
Los
mejores ponches de Alemania y espectaculares cócteles/pócimas con sello propio
nos esperaban de vuelta en Berlín en Lost in Grub Street y Beckett´s Kopf respectivamente, ambos propiedad de nuestra
anfitriona.
El
indomable Berlín es puro contraste, conformando a cualquier visitante. En un
día cualquiera se pueden ver los más de mil metros de la mayor expresión de
libertad de la ciudad en formato de arte callejero, en el muro de la East Side
Gallery, comer a escasos minutos con los locales en el mercado Markthalle Neun
(recomiendo las exquisitas bandejas de carne y guarnición de Big Stuff SmokedBBQ), tomarse un café en el transgresor barrio de Kreuzberg (Companion Coffee,
dentro de la moderna concept store Voo, es una gran opción) antes de deleitarse
con el enorme astronauta pintado en una blanca pared de Mariannenstrabe y
disfrutar de la impoluta isla de los museos que marca el camino hasta la
histórica Puerta de Brandenburgo y al más reciente, pero igual de impactante,
Memorial del Holocausto. Ambos monumentos, junto con el parque enfrente, que da
cobijo al parlamento, brillan con más esplendor al atardecer, cuando los rayos
de sol se cuelan entre los pilares de la puerta y tiñen de reflejos anaranjados
los fríos bloques del recuerdo mientras los niños, y no tan niños, se esconden
y corretean, los adultos se pierden y los fotógrafos esperan la instantánea
perfecta.
La
obligada visita para cualquier amante, o no, de la cultura de Oriente Próximo,
al museo Pergamon, realmente incomparable y único en su especie, y una rápida
pasada por el barrio de Neukölln para degustar
el Ramen y las especialidades japonesas de Men Men concluyeron con este
esperado reencuentro. London calling.
En
los próximos días os podré contar mis aventuras por la costa croata del sur de
Dalmacia y las islas del Mar Adriático. Hasta dentro de muy poco. Saludos
viajeros.
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